Obtuvo 6,18% con 47.372 votos, convirtiéndose en uno de los ocho representantes del Distrito 8. Enrique Bassaletti, exdirector nacional de Apoyo a las Operaciones Policiales y exjefe de la Zona Metropolitana Este de Carabineros, fue parte del equipo político de seguridad de José Antonio Kast y ahora inicia su primer periodo parlamentario. En entrevista exclusiva para Chicureo Hoy, analizó los resultados y adelantó sus prioridades legislativas.
— ¿Qué balance hace de la jornada electoral y de la composición del Congreso?
Fue una jornada muy tranquila, en un ambiente republicano, ordenado, sin incidentes mayores y con resultados muy rápidos y transparentes. Desde nuestro sector quedamos muy conformes por partida doble: por un lado, el porcentaje de votos de José Antonio Kast estuvo en el rango que proyectábamos, alrededor de los 23 o 24 puntos; y por otro, la caída del oficialismo fue mucho mayor de lo previsto, sin alcanzar siquiera el 30 %, lo que constituye un desastre electoral para ese sector.
En materia parlamentaria también superamos todas las estimaciones. Haber alcanzado 31 diputados fue más allá incluso de nuestras proyecciones más optimistas, y además a las otras fuerzas de la derecha también les fue bien, con buenos resultados en el Senado. Por lo mismo, estamos muy tranquilos y satisfechos. A nivel personal también viví un proceso distinto: la campaña fue limpia, sin incidentes, la pasé bien, estuve acompañado de mi familia y de mi equipo. A diferencia de mi primera campaña —cuando fui candidato a alcalde en Maipú, en esa ocasión sabía que iba a perder— ahora las encuestas me daban dentro de los cinco candidatos más votados y eso me permitió vivir la jornada con calma.
— Si tuviera que definir la orientación de su trabajo parlamentario para los primeros meses, ¿qué áreas considera impostergables?
El próximo gobierno, si encabeza José Antonio Kast, será un gobierno de crisis. No lo digo de forma dramática, sino realista: hay que sacar al paciente de la UCI. Eso implica concentrarse en poco tiempo en resolver problemas muy sensibles para la gente, especialmente en seguridad, salud y conducción económica. Se requiere un trabajo muy quirúrgico, donde se identifique qué hay que cambiar, en qué intensidad y en qué plazos.
En mi caso, soy un profesional formado en seguridad pública, con 35 años en Carabineros, pero no solo en la operatividad policial, sino también en el diseño de políticas públicas y en roles estratégicos: control de gestión, plan cuadrante, análisis criminal y gestión institucional. Tengo las competencias para aportar de forma gravitante en una de las áreas más centrales de la candidatura y del país: la seguridad. Ese será mi foco desde el inicio.
— Desde su experiencia en Carabineros y en operaciones policiales, ¿qué propuestas impulsará para enfrentar la delincuencia y el crimen organizado?
El Distrito 8 refleja muy bien lo que ocurre en Chile: zonas rurales, comercio ilegal, delitos de menor compromiso violento y también crimen organizado. Basta recordar el caso del exteniente venezolano Ojeda, que fue asesinado y enterrado en Maipú.
No existen soluciones mágicas ni recetas únicas; hay que identificar el peso relativo de cada factor. Un elemento clave es la falta de estímulo para detener la carrera criminal. Tenemos personas que han sido detenidas 1, 2, 10, 20 o 30 veces, y siguen delinquiendo. Eso revela una falla estructural del sistema penal.
Como legislador tengo claro lo que debe cambiar: correcciones de fondo a la actual legislación penal, una transformación estructural del sistema carcelario y modificaciones concretas a los beneficios penitenciarios para desincentivar la reincidencia. También debemos abordar factores que van más allá del Parlamento y competen al Ejecutivo. Es un trabajo integral: reformas quirúrgicas que impacten la vida de los ciudadanos, que hoy deben encerrarse a las siete de la tarde por temor. El Estado tiene la obligación de cambiar eso.
— ¿Cómo observa la llegada de Gustavo Gatica al Congreso y la relación que podría construirse?
No cuento con mucha información detallada sobre su formación y experiencia. Entiendo que es psicólogo. Pero confío en algo fundamental: si la gente lo eligió, es porque analizó a su candidato y evaluó qué competencias y expectativas podría ofrecer. Respeto esa decisión. Mi expectativa es que, más allá de las diferencias, podamos anteponer los temas que afectan directamente a los vecinos.
— ¿Cómo interpreta los resultados de la primera vuelta presidencial?
Algunos medios tratan de ningunear o infantilizar a la ciudadanía, como si la gente votara mal o sin entender. Yo creo que ocurrió todo lo contrario: los chilenos reconocieron con claridad quién está preparado para enfrentar la crisis en seguridad, economía, educación y salud. Si considera que había cuatro candidatos de derecha y aun así uno de cada cuatro votantes eligió a José Antonio Kast, es evidente que identifican en él las competencias y la determinación para asumir el momento que vive el país.
— ¿Qué proyecta para el balotaje del 14 de diciembre?
Lo que queda ahora en carrera son dos candidaturas muy definidas: la de Jara, que representa al oficialismo, y la de José Antonio Kast, que encarna una fuerza de cambio. Yo no espero grandes sorpresas de la candidata oficialista; ya sabemos cuál es su línea política, su equipo y su orientación. Por eso pienso que la estrategia de tratar de modificar la imagen o el mensaje no será útil: hoy la gente sabe perfectamente quién es quién. Si no aparece un elemento inesperado, el próximo presidente de Chile debería ser José Antonio Kast.






