Foto: Carlo Allegri /Reuters
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump comenzó a restringir el acceso a suelo estadounidense, y con ello, se echó al mundo encima. La orden impide la entrada de todos los refugiados durante 120 días, así como el otorgamiento de visas durante 90 días a personas provenientes de siete país, de mayoría musulmana, con historial terrorista: Siria, Irak, Irán, Libia, Somalía, Sudán y Yemen.
Sin embargo, líderes internacionales, legisladores demócratas e incluso republicanos se opusieron a la medida, al tiempo que miles de manifestantes acordonaron aeropuertos en todo el país para exigir revocar la medida a través pancartas en las que se leían consignas “Refugiados, bienvenidos” o “yo amo a mis vecinos musulmanes”.
Por su parte, Irán amenazó a Estados Unidos con una medida “espejo” para los pasajeros estadounidenses que arriben a suelo iraní. El gobierno de ese país calificó la acción de Trump como “un insulto obvio al mundo islámico” y añadió que el gobierno trumpista será recordado como un gran regalo para los extremistas y sus seguidores.
Asimismo, miles de manifestantes intensificaron sus protestas en Washington, Nueva York y Boston en rechazo del veto migratorio.
Pese a toda la polémica generada, este lunes el presidente Donald Trump defendió su programa antimigratorio diciendo que “está marchando muy bien” y dijo sin mayor explicación que no se trata de una prohibición contra los musulmanes. CH.H.
