En una decisión que marca un quiebre significativo en el ámbito de la democracia cristiana regional, la Organización Demócrata Cristiana de América (ODCA) resolvió suspender de forma temporal (hasta las elecciones presidenciales chilenas) los derechos de la Democracia Cristiana (DC) de Chile como miembro titular de la agrupación.
La medida fue adoptada por el Comité Directivo, presidido por la mexicana Mariana Gómez del Campo y en su resolución, el organismo denuncia un “incumplimiento de los principios fundamentales del humanismo cristiano” por parte de la DC, al respaldar la candidatura presidencial del Partido Comunista (PC) de Chile.
En un comunicado oficial, esa postura constituye una “ruptura grave con los principios fundacionales” de la organización, ya que el PC “tiene afinidades ideológicas con regímenes autoritarios responsables de violaciones a los derechos humanos, como los de Venezuela, Cuba y Nicaragua”.
Esta decisión de la ODCA no se circunscribe solo al escenario continental, ya que a fines de junio, la Internacional Demócrata de Centro, organización global a la que también pertenece la DC, había emitido una declaración contundente, donde mencionaba que: “El verdadero humanismo cristiano no pacta con visiones autoritarias” y exigía una alternativa democrática sin extremos.
Cabe destacar que esta decisión implica una presión simbólica sobre la DC, en momentos en que enfrenta desafíos internos por su apoyo a la candidata Jara (PC), quien se impuso en primarias al Socialismo Demócratico y al Frente Amplio con un 60 % de los votos como abanderada de «Unidad por Chile». Lejos de ser una afectación ideologica, esto reaviva tensiones relativas al rumbo político de la DC y su identidad, como partido de centro vs. las constantes alianzas con sectores de izquierda.