Señor Director:
A una semana de las elecciones presidenciales y parlamentarias, se ha visto circular por distintos rincones el “certificado de defunción” de Chile Vamos. Esta idea, repetida por algunos de sus propios integrantes, refleja una tendencia preocupante: creer que lavarse las manos tras la derrota es suficiente para enfrentar un problema que es mucho más profundo.
Chile Vamos nació como una coalición de centroderecha compuesta por la Unión Demócrata Independiente y Renovación Nacional, con el propósito de ofrecer una alternativa frente a la izquierdización de la entonces Nueva Mayoría. Sin embargo, hoy, ante un nuevo giro hacia los extremos y un progresivo desdibujamiento del socialismo democrático, algunos dirigentes se apresuran a declarar muerta a la coalición.
Surge entonces una pregunta ineludible: ¿qué ocurrirá con la centroderecha ante el escenario polarizado que estas elecciones han vuelto a evidenciar?
Es fácil lamentarse por la derrota, pero más difícil es asumir responsabilidades y reconstruir.
El proyecto que dio vida al primer gobierno de centroderecha tras el retorno a la democracia,
encabezado por el Presidente Sebastián Piñera, y posteriormente a un segundo mandato, no puede simplemente darse por terminado.
Es momento de dejar de construir sobre arena y volver a levantar una base sólida. Chile Vamos debe reencontrarse como un proyecto político capaz de articular ideas, liderazgo y una visión de país, y no limitarse a ser un proyecto meramente electoral.
Matías Martínez M.
Estudiante de Psicopedagogía
Dirigente Vecinal
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