Este sábado 31 de mayo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) conmemora el Día Mundial sin Tabaco, una fecha que busca generar conciencia sobre los efectos dañinos del consumo de tabaco y sus derivados.
El impacto en la salud es contundente: según la Sociedad Americana del Cáncer, el 80% de las muertes por cáncer de pulmón se atribuyen al tabaquismo, y las personas fumadoras viven, en promedio, diez años menos que quienes no lo hacen.
En este contexto, el doctor Cristián Ibarra, broncopulmonar y miembro del Programa Dejar de Fumar de la Clínica Universidad de los Andes, enfatiza que “tanto los cigarrillos tradicionales como varios electrónicos contienen nicotina, sustancia que se absorbe rápidamente en el torrente sanguíneo y actúa sobre los neurotransmisores del cerebro”.
La nicotina produce una sensación temporal de bienestar, pero su capacidad adictiva genera una fuerte dependencia. A largo plazo, su consumo puede alterar el sistema nervioso central, afectar el sueño, desregular el ritmo circadiano e incluso debilitar el sistema inmunológico.
El peligro oculto de los vapeadores
Aunque los cigarrillos electrónicos se presentan como una alternativa “menos dañina”, su consumo también entraña importantes riesgos, especialmente entre adolescentes y jóvenes, quienes se sienten atraídos por los sabores que ofrecen.
Según el Dr. Ibarra, “muchas veces, los cigarrillos electrónicos pueden ser incluso más peligrosos que los convencionales, ya que no siempre se conoce su composición ni cuentan con certificaciones. Además, suelen venderse en comercios no regulados y sin restricción de edad”.
El uso de vapeadores puede desencadenar una enfermedad llamada neumonitis por hipersensibilidad, capaz de provocar insuficiencia respiratoria y requerir hospitalización. También es común que inflamen las vías respiratorias, generando síntomas como tos, dificultad para respirar y necesidad de oxígeno, junto a un deterioro progresivo del tejido pulmonar.
“El vapear no es una alternativa segura al tabaco. No es una opción, ni tampoco es seguro”, concluye el Dr. Ibarra, reforzando la importancia de evitar tanto el cigarro como sus supuestas “alternativas”. CHH
