Cuando el calendario cambia y el reloj marca las 12, no solo se da la bienvenida a un nuevo año. Para miles de familias, ese instante también está cargado de rituales, supersticiones y tradiciones populares que buscan atraer prosperidad, amor, salud y buenas energías para los meses que vienen.
Lejos de perder vigencia, las cábalas de Año Nuevo siguen presentes en celebraciones a lo largo del país. Algunas se repiten casi de forma automática; otras se adaptan con el tiempo, pero todas comparten un mismo objetivo: empezar el 2026 con esperanza y optimismo.
Abundancia y estabilidad económica: los clásicos que no fallan
Entre las prácticas más arraigadas aparece comer lentejas, una tradición profundamente instalada en Chile y asociada a la prosperidad. A ella se suman gestos como guardar billetes en el zapato derecho, rellenar el salero y la despensa o portar monedas durante la noche, símbolos de abundancia y continuidad.
También destaca el anillo en la copa, idealmente de oro, que acompaña el brindis de medianoche como augurio de estabilidad, buena fortuna y vínculos sólidos, ya sea para fortalecer una relación o proyectar nuevos compromisos.
Amor y relaciones: rituales para quienes esperan algo más
El romance tiene su propio espacio entre las cábalas. La más conocida es la ropa interior roja, asociada a la atracción del amor. A esto se suma el primer abrazo, que según la creencia debe darse estratégicamente al llegar el Año Nuevo.
Más curiosa, pero igualmente popular, es la costumbre de ponerse debajo de la mesa, un gesto simbólico ligado a la búsqueda de pareja, la protección y la estabilidad emocional, especialmente entre quienes proyectan cambios importantes en su vida personal.
Salud, limpieza energética y renovación
Recibir el Año Nuevo vestido de blanco es una práctica vinculada al bienestar físico y la armonía. En la misma línea, encender una vela blanca durante la noche representa la intención de atraer paz y buenas energías para el nuevo ciclo.
Para cerrar etapas, muchos optan por quemar un papel donde escriben aquello que desean dejar atrás, o lanzar un vaso de agua hacia la calle, un gesto simbólico para despedir penas, tensiones y cargas emocionales del año que termina.
Viajes, crecimiento y nuevos comienzos
Si el 2026 viene con planes de movimiento, la tradición indica salir con una maleta a la medianoche y dar una vuelta a la manzana. Para quienes prefieren algo más discreto, existe la variante de subirse a una silla con la maleta en la mano.
Relacionado con el progreso personal, también se mantiene la cábala de subirse a una silla o escalera y bajar con el pie derecho, como señal de un año que avanza y crece.
Rituales que se repiten año a año
Las infaltables 12 uvas, una por cada deseo, conviven con otras acciones simbólicas como abrir todas las puertas de la casa, barrer hacia la calle para eliminar malas energías o regalar figuras de animales, tradicionalmente asociadas a la buena suerte y la prosperidad.
A esto se suma una recomendación que mezcla creencia popular y realidad cotidiana: no comenzar el año con deudas, una idea que, más allá de lo simbólico, busca partir el ciclo con mayor tranquilidad.
Más allá de la superstición, las cábalas siguen siendo parte del imaginario cultural del Año Nuevo, una forma de proyectar deseos, ordenar expectativas y comenzar un nuevo ciclo con intención.
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