EDITORIAL

Ley de etiquetado: una política pública amenazada por bromistas y mala gestión

¿Hasta dónde las bromas pueden desinformar al consumidor?

Por Ornela Quintana Marté, nutricionista (ornelaquintana@gmail.com)

Hace un par de semanas, escribí una columna para poder explicar de forma simple de qué se trata el nuevo etiquetado nutricional que comenzará a regir el próximo 26 de junio. A medida que nos acercamos a la fecha de entrada en vigencia de la Ley 20.606 sobre etiquetado y publicidad de los alimentos, hemos observado cada vez más alimentos con los nuevos etiquetados “ALTOS EN” y muchos nos han causado algunas dudas y que merecen explicación. por ejemplo, algunos alimentos como las papas fritas envasadas o el maní salado que no cuentan con el etiquetado de “ALTO EN SODIO”, aun sabiendo que se les añade sodio superando los límites establecidos.

Esto ocurre ya que la ley contempla 36 meses (3 años) desde la entrada en vigencia para que la industria etiquete finalmente todos los alimentos según sus nutrientes críticos y le da tres etapas de implementación, donde los límites establecidos inicialmente son más altos que los que finalmente deben cumplir.

Algo especialmente grave es lo que hemos visto esta última semana a través de las redes sociales: las “bromas” por parte de los consumidores y trabajadores de supermercados en el etiquetado en alimentos. Aquí vemos algunos ejemplos que hemos visto.

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El problema se origina en que muchos trabajadores de supermercados cuentan con el sticker de etiquetado nutricional y lo utilizan de modo incorrecto, por ejemplo, incorporándolo en productos que no son de carácter alimenticio. No puede descartarse tampoco que clientes de este tipo de comercios los utilicen, sacándolos de los alimentos etiquetados y colocándolos en envases de otro tipo de productos para difundir bromas de este carácter.

Cabe destacar que casos como el azúcar, vegetales como la lechuga, la miel y la sal no pueden ir etiquetados por reglamento ya que no contienen adición de otro nutriente crítico. Por ejemplo, ha sido muy difundida la imagen de un paquete de azúcar que indica alto contenido en azúcares, lo cual es obvio, y aunque pueda ser humorístico le resta seriedad al etiquetado.

Encuentro gravísimo lo que está ocurriendo, porque no se le da la importancia al objetivo que debe cumplir el etiquetado para la educación nutricional de la población. Además confunde aún más a los consumidores, quienes se concentran en un humor mal entendido en vez de entender la importancia y el alcance de esta medida.  Esta situación puede deberse a que no hay fiscalización ni personal capacitado para realizar etiquetado a alimentos en supermercados, dificultando que los consumidores tomen conciencia de lo que realmente se quiere lograr a través de esta política pública.

Y me pregunto entonces, ¿quiénes son los responsables? El supermercado, por no capacitar a su personal para etiquetar los productos; las empresas, por no etiquetar sus productos antes de que salgan a la venta; y el Ministerio de Salud, por no fiscalizar. Es un tema complejo y muy confuso y lo más importante, no se está educando a la población sobre la lectura del etiquetado. CH H

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