NIÑOS

La búsqueda de la inclusión en el Día Mundial del Síndrome de Down

La Asamblea General de las Naciones Unidas conmemora este día desde 2011.

Foto: Chicureo Hoy

Al igual que todos los días, a sus 4 años, Daniel asiste al jardín El Manzano de Chicureo y disfruta de su hora de recreo junto a sus compañeros. Juega tranquilamente y sin problemas con una pala, un balde y arena. En otra esquina del patio se encuentra Emily, de 21 años, quien muy concentrada realiza sus labores de ayudante de la técnico en Educación Parvularia, quien se encuentra en la sala de Daniel. Pese a la diferencia de edad, ambos tienen algo en común, padecen Síndrome de Down.

Desde diciembre de 2011, la Asamblea General de las Naciones Unidas estableció el 21 de marzo como el Día Mundial del Síndrome de Down y pese a que Daniel tiene sólo 4 años y, por lo tanto, no tiene conocimiento de lo que se celebra hoy, Emily sí lo sabe.

Ambos son parte del programa de inclusión que tiene el jardín a sus tres años de inicio en Chicureo.

“Partimos la inclusión con niños con Síndrome de Down, pero al pasar de los años, empezamos a tener niños con diferentes dificultades. Niños ciegos, con parálisis cerebral, en silla de ruedas, autistas. Nuestro aporte más que nada es abrirles las puertas e integrarlos en la parte social”, señala a Chicureo Hoy Bernardita Calderón, directora del jardín El Manzano.

Para Bernardita, hace algunos años estos casos eran complicados, cuando comenzó su jardín, pues las personas que tenían esta condición eran muy discriminadas y muchos tenían miedo a convivir con ellos. Hoy reconoce que se nota un avance. Sin embargo, aún falta mucho por hacer. “Hoy es un poco más fácil, pero desde hace 18 años que venimos escuchando el ‘es que no me lo aceptan en ninguna parte’, es una pena enorme”, asegura Bernardita.

Aquí le abrieron las puertas a Daniel hace algunos años. Según cuenta su directora, él participa de todas las actividades, igual que el resto. La parte social la trabajan ellas, junto a las educadoras, pero también se complementan con un centro que incluye fonoaudiólogos, terapeutas ocupacionales, educadores diferenciales y kinesiólogos, el cual es financiado por los padres de Daniel con el fin de que él logre avances y a desenvolverse en este ambiente.

Sin embargo, Catalina Carmona, mamá de Daniel, cuenta que conseguir que su hijo estuviera en un jardín al igual que todos los niños de su edad, ha sido un problema, algo que consideran que debería cambiar.

“Lo que necesita esta sociedad es crear un microsistema en que los niños que tienen privilegio de tener esto en su sala crezcan sin percibir que los están incluyendo. Entonces cuando ellos sean gerentes de una empresa, jefes de una oficina, para ellos no va a ser un tema esto”, afirma a Chicureo Hoy Catalina.

En esa misma línea, agrega que “incluir tiene que dejar de ser un favor. La sociedad tiene que entender que esto pasa por políticas públicas, pasa por leyes que obliguen a los colegios a recibirlos”.

Emily, Daniel y Catalina, mamá de Daniel. Foto: Chicureo Hoy

Debido a los años de experiencia que tiene Bernardita en cuanto a la inclusión, asegura que “lo más importante y a lo que le he dado vueltas durante todos estos años, es que no tienes que ponerles techo a ninguno”.

Esto lo ejemplifica con el caso de Emily. Hace alrededor de tres años, llegó junto a sus padres al jardín pidiendo que la dejaran trabajar ahí, con el fin de realizar una especie de taller mientras sus compañeros de colegio se preparaban para la PSU. Le gustó tanto lo que hacía con los niños, y asimismo, era un gran aporte para ellos, que Bernardita dejó que se quedara trabajando como una más. Hoy ella tiene su contrato y su sueldo.

“Ella es muy dulce con los niños, es un tremendo aporte, identifica las mochilas, las colaciones, todos los nombres de los niños, les lee cuentos. Los niños la aman y con eso yo me doy por pagada”, cuenta Bernardita.

Emily trabaja hace alrededor de tres años en el jardín El Manzano. Foto: Chicureo Hoy

Emily trabaja de lunes a viernes en el jardín. Sabe perfectamente lo que tiene que hacer, ya que es muy estructurada, según cuentan en el jardín. A las 12:30 horas cruza al Colegio San Anselmo, para terminar la tarde trabajando en la fotocopiadora.

Se lleva muy bien con el resto de las tías del jardín y cuenta que su aporte es a la hora de educación física, ya que ayuda al profesor para que los niños corran y hagan ejercicios.

Hoy existe un avance en el tema, sin embargo, aún falta conciencia en las personas para lograr la inclusión y, eso es justamente lo que busca la celebración de este día.. CH H

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